jueves, 14 de enero de 2016

SINISTER

Suelo ver unas 20 películas de terror al año y puedo asegurar que una gran parte de ellas no merece la pena. Sin embargo, a veces el género ofrece trabajos excepcionales como Sinister del director Scott Derrickson responsable de títulos como el Exorcismo de Emily Rose. Un talento que unido al del productor Jason Blum y la gran actuación de Ethan Hawke hacen de la cinta una cita inexcusable para los amantes del horror con mayúsculas.

Ciertamente el terror tiene muchas caras y todas, afortunadamente, pueden encontrarse en esta historia en la que un escritor, que basa sus libros en crímenes reales, expone a sus seres queridos a un gran peligro.  El terror psicológico, los sustos abundantes y bien distribuidos, el pánico a lo sobrenatural, el miedo a lo macabro que abre con una escena fascinante en la que se muestra a una familia de cuatro personas de pie bajo un árbol, con bolsas en la cabeza y cuerdas atadas a sus cuellos. De pronto, un ente corta con una sierra una rama del árbol, que hace de contrapeso estrangulando con la acción a toda la familia.  Meses después, el protagonista Ellison Oswalt- Ethan Hawke- descubre en el ático de su nueva casa un proyecto y varias películas de Super 8 en la que aparecen crímenes de familias enteras.  Rápidamente se da cuenta de que el árbol está en la parte trasera de su vivienda y comienza una investigación. Lo interesante de todo radica en el hecho de que los espectadores nos asustamos por las grabaciones que el escritor ve y, a su vez con sus reacciones. Y todo hecho de una manera ciertamente magistral. Es una película dentro de otra película en la que se puede sentir hasta el sonido que hacen los actores al quitarse la ropa.

Escenas de ahogamiento, muertes por degollación o por fuego hasta que Ellison alcanza a ver una figura demoníaca reflejada sobre el agua de la piscina sonriéndole de forma siniestra.  La clave de todo, en mi opinión, se basa en lo bien que está construida la historia y lo bien que encajan los elementos narrativos de la misma porque, no lo olvidemos, es un buen guión lo que hace creíble los efectos del miedo. Como El Resplandor  cuya trama es lo que conecta con el resto de ingredientes.

No es la intención de esta entrada desvelar todo lo que el espectador puede degustar con Sinister sino recomendar fielmente su visionado. Puedo asegurarles no soy de los que se asusta con facilidad pero ayer mismo, sin ir más lejos, volvía del campo de noche con media luna y el viento empujando la hojarasca a mis pies. Tuve que mirar varias veces hacia atrás esperando ver alguna criatura que me acechaba. Cantó un búho desde una atalaya cercana y a lo lejos se escuchaba la canción triste del mar. Sin pensarlo dos veces corrí hasta alcanzar las callejuelas estrechas del pueblo mediterráneo donde vivo y solo al franquear la puerta de mi vivienda pude respirar tranquilo. Todo porque se me ocurrió acompañar la cena regada con vino del Penedés  con la película en cuestión.  Véanla pero a ser posible en compañía.

Sergio Calle Llorens


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