viernes, 11 de octubre de 2013

SHADOW OF A DOUBT

En sombras de una duda, Hitchcock hace una de sus advertencias morales a las que tan  aficionado se muestra en sus películas. Una vez más, está previniendo a los inocentes de lo peligroso que es asomarse al exterior sin un ojo crítico. También, avisa sobre lo engañosas que pueden ser las apariencias y como un traje bien cortado, una actitud elegante y una forma de hablar educada y refinada, pueden llevar a sacar conclusiones sumamente equivocadas y hasta peligrosas.

El tío Charlie, que exteriormente aparenta ser todo lo que piensa su querida y guapa sobrina, es en realidad un asesino en serie que mata a viudas. A lo largo de la cinta, Joseph Cotten interpreta a un personaje cuya megalomanía y feroz individualismo capta la atención del sexo femenino. Poco a poco, va manifestando el profundo desprecio que siente por la sociedad. Una forma, como otra cualquiera, de justificar sus crímenes. Su sobrina que, curiosamente también se llama Charlie, vive en Santa Rosa- California- en donde el fugitivo se refugia  del brazo largo de la ley. Charlie considera la visita de su admirado tío como un revulsivo en su vida; “dormimos, comemos y nada más”, dirá Charlie Newton  interpretado por mi admiradísima Muriel Teresa Wright, natural de New York. La actriz borda el papel de la inteligente, activa, fantasiosa e inquieta señorita cuyo valor y sentido común es ciertamente destacable a lo largo de la cinta..

Hay una escena en la que se ve a parejas bailando y se oye “La Viuda Alegre”, luego la madre canturrea a su vez las primeras notas, después todos los presentes tratan de recordar el título alrededor de la mesa. Josep Cotten molesto dice; “es el Danubio Azul”, ah no, es La Viuda...,” y entonces Cotten derriba su copa para desviar la atención. No quiere que digan “Es la Viuda Alegre” porque estarían muy cerca de la verdad.

El dilema Charlie/Theresa es grande una vez las sospechas se van confirmando. Su principal objetivo es que su tío se marche, continuando su vida lejos de ellos, si debe ser detenido que no sea en Santa Rosa. Para ello tiene que fingir, ante su novio policía, que confía en el hermano de su madre y no contarle todo lo que sabe. El juego de manipulación, suspense e intriga entre el gato y el ratón elevan la película a la categoría de obra maestra.  El tío Charlie intentará matar a su sobrina que es la única que sabe la verdad.

La película es rara ya que el personaje principal, al igual que ocurre en Psicosis, es el malo y el público simpatiza con él, probablemente porque no va en la forma fría y cruel en la que asesina a las viudas para quedarse su dinero. Lo más curioso es que es el trabajo de Hitchcock que más habla de su personalidad. Donald Spotto lo describe así:

“Estaba viviendo con unos demonios interiores de lujuria y posesión, de oscuras y románticas fantasías acerca de asesinatos y de no realizados sueños sexuales. Podía ser rudo, cruel y tiránico con sus actores y veleidoso e impredecible con sus colegas. Como el tío Charlie codiciaba su buena vida y, por encima de todo la respetabilidad de un buen nombre, esperando establecerse en California”.

También es interesante conocer que el retrato que se hace del tío Charlie en la película su propia hermana, hace referencia a la infancia del mismísimo Hitchcock. El papel de su hermana interpretado en el film por Patricia Collinge , se llama igual que la madre del director inglés, Emma, fallecida antes de empezar “La Sombra de una Duda”. Sin embargo, es el personaje del tío Charlie donde vemos esa dualidad de Jekyll y Hide que había en el interior del genio del suspense. En un momento dado, hace decir a Joseph Cotten:

“Sigo recordando esas viejas cosas, todas las viejas cosas. Todos eran dulces y cariñosos entonces en todo el mundo. Era un mundo maravilloso. No como el mundo de hoy. No como el mundo de ahora. Era grande ser joven entonces”. 

Un sentimiento de nostalgia sobre el pasado y de desprecio acerca del presente que sentía Hitchcock. Su identificación con el vecino Herb Hawkins que cuida a su madre enferma y exigente que condiciona su vida, ideando un asesinato imaginario, un crimen perfecto que nunca será descubierto. El padre de la familia Newton, Joseph, que tiene también rasgos de la personalidad de Hitchcock, se niega a conducir el coche familiar y siempre está gruñendo por el hecho de que un extraño esté viviendo en su casa.

Recientemente volví a sumergirme en los secretos de Hitchcock a través de “La Sombra de la Duda” y supe que, el pasado no fue nunca mejor que el presente, simplemente un tiempo en el que se hacía un mejor cine. La recomiendo ver encarecidamente y, si puede ser en versión original, mucho mejor.

Sergio Calle Llorens






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