viernes, 21 de abril de 2017

SUSANA GRISO


Susana Griso es, y lo digo en serio, una gran periodista por lo siguiente; para los del timo del proceso catalán es una españolista, para los centralistas una catalanista insufrible y, para los de nunca pudieron una señora de derechas de la que, por cierto, huyen las mamás más conservadoras. Lo diré de otro modo; nadie sabe cuál es la adscripción política de la de Barcelona aunque,  evidentemente, simpatiza con la socialdemocracia. Ella simplemente expone los hechos y solo toma partido por las causas que le parecen más justas. Y ahí, obviamente radica su primer problema. Su segundo contratiempo fue rodearse de unos colaboradores tan grises como el cielo de Madrid en invierno.  Unos empleados que, como suele suceder en estos casos, han ascendido hasta el máximo nivel de incompetencia.

Griso, como buena sabuesa de sucesos, olió la noticia cuando le presentaron el caso de Nadia cuyos padres, siempre supuestamente, la han usado para vivir a costa del sudor del de enfrente. También olfateó una gran audiencia si tocaba la noticia pero, indefectiblemente, no hacía falta tocarnos a todos la moral con ese vídeo en el que Susana, y todos sus patéticos colaboradores, aparecían haciendo carantoñas a la pequeña. El objetivo era simple; presentarse a la audiencia como unas excelentes personas porque sabe, y nadie debería ser ajeno a esto, que en la sociedad actual lo importante no es ser sino parecer. Por eso cuando se supo la verdad del caso, se desencadenó un pandemonio que, por otra parte, ha provocado que los ánimos de la presentadora y de todo su paisanaje estén muy soliviantados.

Personalmente entiendo el mosqueo cósmico con los padres de Nadia pero, la presentadora estrella de Antena3 tiene suerte de no trabajar para un canal norteamericano porque, si no lo saben yo se lo dejo escrito, ya estaría de patitas en la calle por haber dado una noticia falsa y sin contrastar.  Algo imperdonable en el mundo del periodismo.

Me sabe mal escribir esto de una mujer tan buena persona que es capaz de abandonar en directo su programa de la tele para ir a cuidar a su madre enferma pero, en lo que al caso que nos ocupa, debería pedir perdón por su metedura de pata. Y es que en su caso, llueve sobre mojado.

El periodismo espectáculo se mide en audiencias. Una nadería porque tenerla más larga que un niño de tres años no significa absolutamente nada.


Sergio Calle Llorens

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